No solemos pensar o imaginar que la contaminación acústica en las grandes ciudades, como Sevilla, Madrid o Barcelona pudiera afectarnos físicamente o incluso psíquicamente, pero se ha demostrado que un continuado ruido proveniente del tráfico, la construcción o la industria, puede generar problemas de salud, que derivan en síntomas como el estrés, irritación y lo que es peor perdida de audición, aunque no lo crean es así, incluso en las grandes aglomeraciones de personas, también puede generar en estrés. Sin duda la principal fuente de contaminación acústica en las ciudades proviene en un 80 % de los coches, según afirman los expertos. Con estos datos la sociedad está cada vez más preocupada con los temas medioambientales como la contaminación atmosférica y la contaminación acústica, ya que ésta termina agravando muchas enfermedades, sobre todo en personas mayores.
En la actualidad el control, medición y puesta en marcha de soluciones para reducir la contaminación acústica, ha hecho que se cree la figura del consultor ambiental, donde se especializa en el análisis del entorno acústico y propone las posibles mejoras ante dicho problema. La existencia de ciertos elementos generadores de ruido, como pueden ser salas de máquinas, locales de ocio, aparatos de climatización, ascensores, portones de garajes, etc…hace que se requiera de una medición de ruido en ambientes de interior, a fin de comprobar si el nivel de ruido que tenemos en el interior de la vivienda es el adecuado. En Decoratel Industrias Textiles sabemos de la importancia de este problema y cuenta con un equipo de consultores que analizan este tipo de situaciones.
A nivel doméstico, en el interior de un hogar, se pueden conseguir resultados excelentes, instalando cortinajes acústicos que reducen notablemente el ruido que percibimos del exterior. Este tipo de tejidos confeccionados especialmente con fibras que absorben el ruido y lo amortiguan, disolviendo así las ondas sonoras drásticamente, mejoran en consecuencia la calidad de vida en el interior de una vivienda. Además de esta importante cualidad, estas cortinas son ignífugas, en caso de incendios.
En otra área como es en el ámbito laboral o industrial, el objetivo del acondicionamiento acústico de un local por ejemplo, es lograr un grado de armonización acústica homogénea proveniente de una o varias fuentes, que sea uniforme en todos los puntos del recinto. Esta homogeneidad no siempre se consigue y la acústica arquitectónica intenta aproximarse a este ideal a través de ciertas técnicas que aprovechan las cualidades de absorción o reflexión de los materiales constructivos de paredes, techos y suelos y de los objetos presentes en el local. A tal efecto, los cortinajes industriales pueden ayudar a sectorizar y aislar determinadas fuentes sonoras que impiden la expansión del ruido.
La fatiga auditiva que sufrimos tras una jornada laboral en un entorno donde la maquinaria genera mucho ruido, termina por desaparecer tras unas dos horas de reposo. La recuperación del umbral de audición dependerá de la intensidad del ruido recibido, del tiempo de exposición y de las frecuencias afectadas. Si consideramos la voz humana, tenemos que se ubica en el rango de entre 200 y 6000 Hz con una intensidad que puede variar entre 20 y 70 decibelios. Esta diferencia entre el sonido deseado y el que no lo es, siempre tiene resultados perjudiciales en la comunicación oral. En el ámbito laboral esto origina dificultad en un aviso de peligro o si es en el ámbito de la formación, ésta queda mermada y pierde eficacia.
Si queremos mejorar las condiciones acústicas de un trabajo, debemos reducir la presencia de ruido de fondo, cambiar los elementos arquitectónicos que reflejen en exceso las ondas sonoras en la medida de lo posible e incorporar elementos de sectorización y absorción al ruido en lugares sensibles. Para ello los cortinajes antirruidos son considerados un recurso de gran eficacia para todos estos problemas, ya que pueden adaptarse a cualquier lugar y forma.
Aislar acústicamente un entorno de trabajo con cortinas acústicas, nos permite una protección (expresada en decibelios (dB)) contra la propagación del ruido generado. El ruido puede provenir de dos tipos de fuentes, una es la que se propaga por vía aérea, siendo los tejidos acústicos los que absorban la mayor parte de la energía. La otra fuente de ruido es la que viene de los impactos, algo más compleja de eliminar, pues se precisan de elementos elásticos para su reducción.
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