Cuando se construye una vivienda se estudian los diferentes tipos de materiales que según su densidad y propiedades van a reaccionar de una forma determinada frente a las ondas sonoras cuando éstas inciden sobre ellas, dependiendo de la frecuencia estos materiales se seleccionan atendiendo a su comportamiento para que actúen en la escala de bandas más amplia posible.
Ya hemos comentado en otros artículos la diferencia que hay entre aislamiento y absorción acústica, en donde la densidad de los materiales y tipo de superficie va a determinar las condiciones sonoras que se van a dar en el interior de un recinto. En general podemos decir que los materiales absorbentes se utilizan generalmente para conseguir unos determinador objetivos, entre ellos y para espacios como grandes auditorios están los tiempos de reverberación que juegan un papel fundamental en la calidad del sonido. Al mismo tiempo la densidad de los materiales con determinadas prestaciones acústicas se utilizan para eliminar los ecos en grandes espacios como restaurantes, fábricas, estaciones, etc…
En los estudios de absorción acústica se tienen en cuenta varios factores, entre ellos está la variación de la absorción en función del espesor del material. En este sentido y tomando como ejemplo una cortina acústica, no es lo mismo su comportamiento a la hora de atenuar el sonido que incide sobre su superficie cuando varía el gramaje de los tejidos que forman sus capas. Otra variable a tener en cuenta con respecto a la absorción es el trabajo que realiza la porosidad de los materiales, ya que la penetración de la onda sonora incidente es mayor a medida que se incrementa el grado de porosidad. Desde un punto de vista práctico, es aconsejable que los materiales absorbentes utilizados en el acondicionamiento acústico de recintos tengan una densidad situada entre, aproximadamente, 40 y 70 Kg/m3, no debiéndose superar en ningún caso los 100 Kg/m3. La absorción a bajas frecuencias en determinados materiales, es preciso incrementar la separación entre el material y la pared. De todas formas, dicha mejora puede verse contrarrestada por una disminución de absorción a frecuencias más elevadas.
Otro aspecto a tener en cuenta en las cortinas en general es el tipo de fruncido que tienen, al separar la cortina de la pared aumenta la absorción a bajas frecuencias y, además, el alto porcentaje de fruncido suaviza la curva de absorción obtenida. Pero no siempre la acústica es una ciencia exacta, ya que las diferentes funciones ambientales de algunos cerramientos tupidos pueden variar su grado de funcionalidad, por ejemplo el concepto de barrera en relación a la luz, con la temperatura, la calidad del aire o en nuestro caso que estamos tratando la capacidad de adecuar el nivel de acústica del ruido en el interior de un espacio. Son muchas las soluciones que pueden adoptarse para mejorar el aislamiento acústico y térmico en un edificio, pero sin duda los altos costos que supone el rehabilitar las paredes o cerramientos pueden suponer un alto coste y un trastorno que no siempre es viable, para evitar este problema las cortinas Insoudtex pueden solventar en buena parte esos inconvenientes, sirviendo como aislante en ventanas y como separador de ambientes en grandes espacios al mismo tiempo.
Las cortinas acústicas Insoudtex están recomendadas para lugares donde el ruido es continuo o constante, es decir, aquel ruido cuya intensidad permanece o presenta pequeñas fluctuaciones menores a +-5DB a lo largo del tiempo, este ejemplo lo podemos encontrar en el ruido producido por máquinas o motores en la industria. Estas cortinas a su vez cumplen bastante bien su función en entornos donde el ruido es fluctuante, cuya intensidad varía a lo largo del tiempo, como ocurre con el ruido del tráfico rodado de las grandes ciudades. Tanto si sufre ruido constante como fluctuante es recomendable el uso de cortinas acústicas para atenuar los índices de decibelios.
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