Dicen los expertos en acústica que el silencio absoluto no existe, es cierto, tras muchos ensayos realizados en cámaras especiales bien aisladas no se puede constatar que estemos libres de oír algún sonido. El hecho es que si entramos en una sala anecoica aguantaremos como mucho 15 minutos en ellas, ya que al no experimentar sonido alguno en esa atmósfera empezaremos a oír los latidos de nuestro corazón y el aire a través de nuestra respiración. Este suceso provoca que el cerebro se confunda y empiece a generar sonidos extraños causando alucinaciones y mareos.
Poner una cortina o velo al sonido es como poner puertas al campo, pero sí que por razones de civismo y convivencia es necesario. Las normas vigentes así nos obligan a usar cortinas acústicas para delimitar el ruido en locales de ocio, escuelas de danza, de baile o espacios similares. Hoy nos referimos a este tipo de actividades porque buscando en la red información, nos encontramos con un caso muy peculiar y a la vez impactante. ¿Puede un sordo bailar danza?, realmente existen personas que logran tener tanta percepción sensorial que han podido sentir con el corazón el ritmo musical de una canción y distinguir si esa canción es de un ritmo ligero, lento o pesado.
Un ejemplo excepcional lo tenemos en Christian Briceño, sordo de nacimiento en la actualidad es coreógrafo, actor y presentador de televisión, demostrando al mundo que siendo sordo se puede oír y bailar con el corazón. Sintiendo las vibraciones desde el interior y aprendiendo a reconocer y a marcar el ritmo con todo su cuerpo, logró graduarse en la carrera de danza contemporánea en su país natal de Colombia.
Cuando nos enteramos de este caso, tuvimos que pararnos a reflexionar y fue cuando nos dimos cuenta que es muy fácil emocionarse al oír una canción, porque la «música es amor», pero cuando se quiere sentir de verdad algo muy adentro como lo que siente Christian Briceño siendo sordo, pone los pelos de punta al ver cómo una persona accede a su interior para comunicarse con el exterior. Tal y como diría Platón, «el ritmo y la armonía se abre siempre camino cuando nace del interior del alma si lo haces con pasión».
El arte y la cultura siempre tiene como prioridad ofrecer a quienes la visten con sus ojos todo su potencial, pero hay que mirar siempre desde otra perspectiva, un punto de encuentro donde la flexibilidad acerque la sensibilidad de quien lo practica y establecer normas para que puedan convivir con otros miembros de la sociedad. Para ello no solo los planteamientos abstractos y pedagógicos cuentan, también las condiciones materiales en las escuelas de danza y de baile tienen mucho que ver en el buen desarrollo de estas enseñanzas, como por ejemplo un buen acondicionamiento acústico.
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