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Las iglesias o templos religiosos al igual que los pabellones o grandes naves industriales tienen un problema de volumen y es muy habitual apreciar un eco ininteligible. Algunos de estos templos, no en todos, cuentan con órganos que emiten una música grandiosa o colosal, también en su presbiterio los coros cantan y recitan la mejor música coral o gregoriana. En ocasiones si este tipo de iglesias o catedrales no cuentan con una adaptación acústica adecuada, el sonido termina por volverse inaudible.

El gran volumen y altura de sus techos en forma de bóvedas hacen de caja de resonancia y provoca este sonido característico en forma de eco. Para solucionar este problema se instalan equipos de sonido para que puedan aportar una buena calidad sonora, y al mismo tiempo de baja potencia, por lo que se escuchará muy definida cada canción y sonido que se emita, pero no lo suficientemente fuerte para que las filas de atrás lo escuchen.

El problema de contar con un equipo de música es que si se sube de volumen se crea reverberación, por lo que la solución para llegar a las últimas filas es colocar estratégicamente altavoces pero a media potencia. Otro de los recursos es la colocación de cortinas acústicas antiruidos, consiguiendo una mejora sustancial del sonido. Sus tejidos reducen la fuerza de las ondas sonoras, adornan dándole monumentalidad y realzando la autenticidad histórica en muchos casos de la edificación, en muchos casos de siglos.

Con el paso de los siglos, las técnicas constructivas hacían cada vez mayores estos grandes palacios dedicados al culto a Dios, eran símbolos de riqueza para atraer en muchos casos a los peregrinos y ostentación de poder para muchos gobiernos, pero al mismo tiempo dejaban defectos tan evidentes como eran los problemas acústicos.

La principal terminación de estos recintos es la piedra, en muchos casos utilizando el mármol, que es un gran reflector acústico. Por otro lado tenemos los ornamentos, murales y otros elementos cuyo comportamiento acústico se parece más a un difusor. Las cortinas acústicas están demostrando que bajo una apariencia decorativa pueden reducir bastante el eco que se produce en el interior de una gran iglesia y por otro lado cuentan con la seguridad añadida de que protegen en caso de incendio.

Es curioso que los defectos acústicos de las grandes iglesias ya eran conocidos y a falta de recursos para enmendar estos problemas, las liturgias ya se adaptaban para hacer llegar el mensaje de forma inteligible para los feligreses, de ahí que fuese en buena parte con cantos gregorianos al emitirse con silabas más espaciadas y armónicas.

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