Las cortinas de humo o antihumos se clasifican en función del grado de resistencia que soportarán a las altas temperaturas de un incendio. Por eso la composición de sus tejidos con que están fabricadas son ignífugos de la más alta calidad del mercado, siendo sometidos a las pruebas más rigurosas y exigentes que el mercado estandarizado obliga para su homologación.
Otra de las características que hay que tener en cuenta para determinar la calidad de estas cortinas, es el grado de impermeabilidad para no dejar que el humo se infiltre entre sus fibras y las temperaturas de los gases no hagan perder su eficacia ignífuga, por ello se realiza un test de estanqueidad al humo en 0.00 m3/h – m2.
Para distinguirlas según su funcionalidad, entre las tipologías de cortinas antihumos que existen en el mercado y según el tipo de función que realicen, las más usuales en caso de incendio tenemos:
Aquellas que sirven para limitar perimetralmente la superficie de expansión del humo de un incendio en lo que se llama un depósito. El área de un sector que llega a los 2.000 m2 obliga a implantar este tipo de barreras de humos (cortinas). Dependiendo del tipo de edificio o local y del tipo de sistema de evacuación de humos previsto, podrán ser instaladas de manera fija o enrollables, para que desciendan automáticamente.
Por otro lado, las barreras canalizadoras o conductoras de humos (cortinas), son diseñadas para atrapar la columna de humo ascendente en edificios con volúmenes de comunicación entre plantas. Limitan la mezcla del humo con el aire ambiente y, con ello, el descenso de la temperatura del humo que se ve reducido paulatinamente a medida que es extraído.
Las cortinas delimitadoras, que evitan que el humo ascienda y pasen a un nivel superior entre plantas, aíslan y previene que las superiores se llenen de humo, estas cortinas las podemos ver instaladas de manera que cortan en horizontal un hueco en el techo o parteluces. El objetivo es el de mantener todo lo posible el humo alejado de las personas, para que puedan evacuar el recinto sin respirar el humo tóxico.
Hay que recordar que, el humo está formado por partículas sólidas y líquidas en suspensión en el aire, o en los productos volátiles, que resultan de una combustión o pirolisis. De aquí surgen dos partes diferenciadas; una nube de pequeñas partículas sólidas y otra en forma líquida que acompañan y se entremezclan con otra con un gran volumen de gases calientes y vapores que ascienden procedentes de un foco de incendio.
Todas estas partículas y gases son muy nocivos y pueden llegar a ser mortales para el ser humano si llegase el caso de ser respirados durante un tiempo demasiado prolongado. De ahí la importancia vital de mantener alejado en un primer momento el humo de la zona libre y expulsarlo rápidamente del edificio, junto con los gases a alta temperatura que podrían provocar un “Backdraft” (explosión de gases y humo concentrado en un lugar cerrado a una temperatura muy elevada que recibe un canal o flujo de aire).
Por ello un buen sistema contraincendios incluye en el diseño, tanto las propiedades físicas y químicas de los materiales (densidad de carga de fuego “Qs” por Kg, medidas en Megajulios “MJ”) en los cálculos para medir el riesgo intrínseco del edificio (bajo, medio, alto) según Real Decreto 2267/2004. (RSCIEI), como así también de los componentes y subsistemas de los edificios por metro cuadrado.
El cálculo de este valor “Qs” en “MJ”, debe ser lo más preciso posible, dado que en función a la carga de fuego se obtendrá el nivel de riesgo del incendio, pudiendo determinar las protecciones necesarias en materia de prevención y control de incendios, como son por ejemplo el nivel de seguridad que deben aportar las cortinas ignífugas para evacuación de humos.
Todo lo anterior quiere decir que en el dimensionamiento de las medidas contraincendios para la evacuación de humos y extinción de un incendio, se ha de analizar tanto el tipo de material que hay en el interior del recinto como las dimensiones del mismo para poder determinar los metros lineales necesarios de cortinas antihumos y el nivel de calidad de las mismas en su fabricación, así como el tipo de sistema de extracción, sea de aireación natural o con SCTEH.
Recordemos que para evitar la propagación del humo en un edificio en caso de incendio, es necesario formar compartimentos de humo. Esto es especialmente importante en edificios con un gran volumen de personas, como grandes espacios para eventos, centros comerciales o en el sector industrial.
Si los compartimentos de humo no están estructuralmente integrados en la arquitectura del edificio, se pueden crear mediante cortinas antihumos, que contrarrestan el flujo lateral de humo y gases calientes y tóxicos: en caso de incendio, las cortinas de humo caen y lo canalizan para encerrarlo en una zona específica durante el tiempo necesario hasta expulsarlo por los exutorios.
Hay que tener en cuenta que los humos generados por el fuego, tóxicos e inflamables, representan un riesgo para las víctimas pero también para los equipos de rescate.
Además, aunque los dispositivos de extracción de humos estén calibrados para facilitar la evacuación del público en el tiempo estipulado de seguridad, rara vez son totalmente eficaces para apoyar las acciones de los equipos de rescate. De ahí que la ventilación forzada sea un recurso valiosísimo por parte de los equipos de extinción, como son el uso de ventiladores portátiles.
Con todo lo expuesto, el tiempo de respuesta de un dispositivo de evacuación de humos es de vital importancia desde que se declara un incendio hasta que el sistema de protección colapse si el fuego no es extinguido a tiempo. Teniendo en cuenta las demás consideraciones de seguridad, señalización y vías de escape, Insoudtex pone a su disposición los tejidos ignífugos de mayor calidad, junto a su experiencia en fabricación en barreras de humo para lograr el rendimiento esperado incluso en las condiciones más difíciles de un incendio.
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